Su relación de amor con la música se remonta a los años 90, cuando en su Polonia natal ya apuntaba maneras con sets trabajados a partir de cintas de casete. Luego llegaron los vinilos. Marcin Łukaszewicz es metódico, expresivo, elegante en las formas y mezclas, muy centrado y en constante crecimiento. Se desliza con facilidad entre géneros electrónicos pausados como el trip hop, el balearic o el downtempo. Tampoco le hace feos a la electrónica de los 80. Los mejores sellos discográficos se lo rifan y su faceta de productor, por el momento, es imparable.